Nací en Buenos Aires en el año 1956 en el seno de una familia cosmopolita. Mis abuelos eran sirios, mi abuela egipcia, mi mamá brasilera y mi papá argentino.Cuando mi madre era muy jovencita vino a conocer a su familia argentina y se enamoró de mi papá.Al cabo de un año de amor por correspondencia vino a Buenos Aires con el ajuar y se casaron.
Ya instalada en Argentina y con tres hijos comenzó la carrera de Psicología. No fue fácil para una mujer extranjera en el interior de una familia sefarad. Su pasión por lo académico la llevó a realizar una brillante carrera. Fue una de las primeras psicólogas recibidas en el país, y con el tiempo logró construir un amplio reconocimiento académico obteniendo el título de Doctorado en Psicología y Profesora Emerita de la Universidad de Buenos Aires.
La predilección por el saber y la certeza de no renunciar a mi deseo forjaron mi personalidad. Luego de dudar entre la lógica y el psicoanlisis, me decidí a estudiar psicología, carrera que realicé con convicción y dedicación.
Estudiar psicología en la década del setenta en Argentina no fue tarea fácil. En el contexto de una dictadura militar pisando cada vez más fuerte, la facultad pública fue cerrada, lo cual me obligó a continuar mis estudios en la Universidad de Belgrano. Afortunadamente, eso fue circunstancial y en cuanto se pudo, retomé la universidad pública.
Me recibí con diploma de honor e hice mi concurrencia en el Hospital General de Agudos Carlos Durand, en el equipo de Psicopatología especializándome en la atención clínica de adolescentes y adultos.
Finalizada mi experiencia hospitalaria, trabajé por más de 10 años en la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires en el Equipo de Adolescencia y, al mismo tiempo, atendía en mi consultorio privado. Paralelamente, continué mi formación con talleres de Filosofía, Lingüística y hasta Topologia. Incluso cursé materias en Ciencias Sociales y realicé cursos de Cine y Literatura.
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